-¿Porqué hay días así?
-No sé, será la electricidad estática de las nubes...
-De ahí vienen los rayos, digo yo.
Se perdió entre los gritos con olor a canela. La cabeza le daba vueltas. Veía luces distorsionadas. Las luces madrugadoras del lunes. Estaba perdida. Llevaba tres días en un no parar. No había dormido, no había comido, pero no le importaba en absoluto. Lo miraba todo como si acabase de nacer otra vez. La cuidad se despertaba, al mismo tiempo que su mundo se iba disolviendo con la llegada del sol. Buscó un refugio. Corrió unas cuantas manzanas, hasta que se desorientó completamente. Se metió en una lavandería, y al sentarse en la primera silla que vio, se fijó en una rosa que alguien se había dejado olvidada en el mostrador. Se imaginó la historia de esa rosa. Era cierto que aquel día era San Valentín. ¿Qué habría pasado? Se imaginó a un chico regalándosela a su novia. Lo que se habían dicho. La cara que habían puesto los dos. Y luego se fueron, y se dejaron la rosa, olvidándola por completo. Pequeñas historias de lunes.
Que bonito :)
ResponderEliminarY la foto es genial!
Un beso!