miércoles, 14 de diciembre de 2011

Insensata. date la vuelta y mírame. soy el de rojo- pensó



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Quería pelear al borde del abismo sin sufrir ningún tipo de castigo después. En realidad nunca lo pensaba. Siempre tan absorta en sus propios sueños y trastornos psicológicos, nunca paró a pensar en que vivía en un mundo de cartón, colgado de un hilo invisible atado al resto de la inmensidad. Le gustaba levantarse de la cama, bailar un rato y volver a dormirse. Se sentó a saborear sus 2,30€ bien empleados. No se sabe cómo, acabó perdida entre marañas de ventanas polvorientas y de puertas entornadas que daban al jardín del patio. Pero todo volvió, las rampas metálicas también volvieron. y volvió a caer en el torbellino de ideas mal puestas y pensamientos poco oportunos. Pero tan profundamente, que no oía el eco de su propia voz entre la confusión y la sorpresa. Oyó un lejano timbre. Otra llamada, pensó. Eran las 7:30. Y así las noches volvieron a ser días, al igual que los días se hacían noche, creía. Ya no lo sabía. Nunca volvió a descubrirlo. Eran las 23:59:59.

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