miércoles, 9 de noviembre de 2011

Gave you all

  La belleza, la verdadera belleza, nos está haciendo mucha falta. Las mañanas oscuras, los chistes sin gracia, las risas sin vida y hasta los pitidos estridentes me ahogan los días, me los entierran. Necesito otro chispazo de esa felicidad que se siente de vez en cuando. La que describe este fragmento: 

"Gregory Reeves me describió su recuerdo más antiguo: un niño de cuatro años, él mismo, orinando sobre una colina al atardecer, el horizonte teñido de rojo y ámbar por los últimos rayos del sol, a su espalda los picachos de los cerros y más abajo, una extensa planicie donde su vista se pierde. El liquido caliente se escurre como algo esencial de su cuerpo y de su espíritu, cada gota, al hundirse en la tierra, marca el territorio con su firma. Demora el placer, juega con el chorro, trazando un círculo color topacio sobre el polvo, percibe la paz intacta de la tarde, lo conmueve la inmensidad del mundo con un sentimiento de euforia. porque él es parte de ese paisaje limpio y pleno de maravillas, una inconmensurable geografía a explorar. A poca distancia lo aguarda su familia. Todo está bien, por primera vez tiene conciencia de la felicidad; es un momento que jamás olvidará. A lo largo de su vida Gregory Reeves sintió en varias ocasiones ese deslumbramiento ante las sorpresas del mundo, esa sensación de pertenecer a un lugar espléndido donde todo es posible y cada cosa, desde lo más sublime hasta lo más horrendo, tiene una razón de ser, nada sucede por azar, nada es inútil, como predicaba a gritos su padre, ardiendo de fervor mesiánico, con una serpiente enroscada a sus pies." I.A.


"I felt my lungs inflate with the onrush of scenery—air, mountains, trees, people. I thought, "This is what it is to be happy."

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