sábado, 13 de noviembre de 2010

Conversaciones con un amigo invisible


VIVE LA VIDA LOCA


¡Tengo una idea, Wilson! No me mires así, no me digas eso. Ya sé que no existes, pero me gusta que seas mi amigo imaginario. Y me gusta tu nombre, así que seguiré hablando contigo. Como iba diciendo, podríamos comprar el mundo, ponérnoslo una noche, y devolverlo al día siguiente con la etiqueta en su sitio. 
Ahora sólo nos falta saber qué podemos hacer con el mundo durante una noche entera. Vale, vale, me dirás que una noche es corta, efímera. Pero yo te respondo que en una noche pueden pasar infinitas cosas. ¿Conoces el dicho: Una imagen vale más que mil palabras? Pues haremos mil fotos! Y diremos entonces más de un millón de palabras. Palabras de canciones, palabras de discursos, palabras de chistes, palabras de broncas de nuestros padres cuándo éramos pequeños. Muchas palabras. Muchas imágenes. Mucha vida en el mundo con el mundo puesto, en una sola noche. Conoceremos las ciudades de los cuentos. E iremos a la última sesión en un cine. Después nos tumbaremos en la arena del Sahara, para ver las estrellas. Nos aprenderemos las constelaciones, tumbados… También quiero que vayamos a un templo budista. Y bajaremos el río Mekong nadando con los cocodrilos. Tenemos que hacerlo todo muy rápido, porque sólo tenemos una noche para hacer todo esto. Pero bueno, le pediremos a Melchor y a Baltasar sus camellos, que tengo entendido que son muy rápidos. A Gaspar no le pidas nada, que tiene muy malas pulgas.
Y cuándo llegue el amanecer, veremos salir el sol una vez, y luego nos moveremos a otra parte del mundo, para ver amanecer de nuevo, al igual que el Principito. Y entonces veremos cien amaneceres. Y en cada amanecer, pintaremos una sonrisa en la arena de la playa. Y luego nos bañaremos, eh Wilson? Nos bañaremos desnudos. Y nadaremos una vez hasta la boya. Pero, al salir del agua, cuando el sol ya sea una bola redonda, bien visible en el cielo, tendremos que ir a devolver el mundo a la tienda, porque sino sospecharán que nos lo hemos puesto.

Y después de esa noche, el mundo ya no será nuestro. Nadie sabrá lo que habremos hecho. Pero nos quedará siempre el recuerdo. El recuerdo de mil fotos, de un millón de palabras, de muchas ciudades, de la última sesión de un cine, de las estrellas del Sahara, del templo budista, del Mekong, de cien amaneceres, de cien sonrisas en la arena, de un baño desnudos, de una boya.

Me encanta hablar contigo, Wilson, me hace creer que el mundo se puede comprar como un vestido de noche.

3 comentarios:

  1. Es genial!
    encuentro miles de ideas por ahí sueltaaas jajaja
    comprar el mundo= comprar madrid
    cine + sáhara
    bañarse desnudo

    ME GUSTA MUCHO:)!

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  2. Yo quiero comprar el mundo y ponérmelo una nochee! porcierto, wilson tiene chip ? jajajaa A MI TAMBIÉN ME GUSTA MUCHO:)

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  3. No lo sé, sólo me imagino su voz... gracias pipa!

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