lunes, 17 de enero de 2011

Queda prohibido no crear tu historia



Domingo. Domingo. Domingo. Me gustan los domingos. Y más aún los domingos soleados, como hoy. Los domingos te duchas gritando más que cantando. Te duele el cuello de tocar la guitarra. Los domingos paseas. Lees. Ves películas. Los domingos juegas al tenis. Pero los domingos no estudias.
Un domingo es especial, es diferente a los otros días. Los domingos son más extremos. Están en la punta de la semana, lo llevan en la sangre. Un domingo puedes estar frenética e hiperactiva, o cansada, enfadada y aburrida. Te llevan de un polo a otro en cuestión de segundos.


Tengo ganas de dormir. Se me cierran los ojos. Es pronto. Me pican. He hecho la maleta, la mochila y he preparado la ropa. Mañana entro a las diez. Y todo es perfecto. Bueno, casi perfecto. Hay un pequeño fallo. Y me da que daré vueltas en la cama esta noche. Me da un poco de miedo tumbarme y empezar a darle vueltas a todo, teniéndome que enfrentar a mis propios pensamientos. Que absurdo y que cobarde. Quiero que esta semana sea mejor que la anterior. Quiero crear una historia. Nuestra historia. Quiero tener ideas, y hacer planes. Llevarlos a cabo. Quiero no tener un segundo libre por el simple hecho de estar haciendo cosas.






Y creo que el cielo de Madrid está subestimado.

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